Nombre de la obra: Micelio o el arte de emerger

Dirección e interpretación: Diana Carolina León y David Bernal Vera

Músico en vivo: René Moreno

Vestuario: Dahlia Carmín

Duración: 1 hora.

Reseña:

Micelio o el arte de emerger, es una obra que aborda el equilibrio, la conexión y el diálogo desde el movimiento de dos cuerpos. Inspirados en las dinámicas de la red fungi, los bailarines indagan maneras de relacionarse desde la interconexión del peso, la cooperación.

 

SOBRE LA OBRA

El proyecto Micelio surge en el contexto del Diplomado Prácticas artísticas como invención de conocimiento de la Universidad Javeriana, como una experiencia de creación e investigación corporal acompañada por el equipo docente del programa. En este marco, dos bailarines de la Compañía ConCuerpos se embarcaron en un proceso de exploración artística a partir del formato de dueto, centrado en el movimiento, la danza contemporánea y el lenguaje de la Contact Improvisation. Durante tres meses, el proceso de investigación se desarrolló en torno a conceptos clave como la simbiosis, la interdependencia, el equilibrio, la cooperación y la interconexión, tomando como punto de partida las propiedades del micelio —la red subterránea de hongos que sostiene la vida del bosque— y su capacidad para establecer relaciones de apoyo mutuo y comunicación con otras especies.


La obra resultante, Micelio o el arte de emerger, propone un diálogo escénico desde el movimiento de dos cuerpos que se interrelacionan en constante transformación. Esta pieza parte de una reflexión profunda sobre las posibilidades del cuerpo diverso y la riqueza expresiva que emerge del encuentro entre distintas corporalidades. En ella, se pone en evidencia una exploración cuidadosa del peso compartido, el uso del suelo como aliado kinestésico y sensorial, y las dinámicas de sostén y entrega que caracterizan la danza contacto. La gravedad no es tratada como un obstáculo, sino como un medio de conexión y escucha corporal, que permite establecer relaciones auténticas de apoyo y respuesta, donde cada intérprete aporta desde su singularidad motriz y sensorial.

En Micelio, el trabajo de piso se convierte en un territorio fértil de investigación que estimula nuevas formas de desplazamiento, anclaje y reorganización del cuerpo. Los intérpretes construyen una poética del equilibrio inestable, en la que el contacto no se da solo en la piel, sino también en el ritmo, la respiración y la intención compartida. A partir de la cooperación activa, se desafían las nociones tradicionales de liderazgo o dependencia en escena, promoviendo una horizontalidad real entre los cuerpos. Así, el dueto deviene un ecosistema en sí mismo, donde el movimiento se convierte en metáfora viva de una red que se construye y reconstruye a través del gesto, la escucha y la confianza.

Este proyecto, además de su valor artístico, representa una apuesta política y estética por reconocer y validar las formas diversas de habitar y moverse en el mundo, proponiendo desde la danza un modelo de coexistencia sensible, basado en la reciprocidad y la sostenibilidad del vínculo.