Por: Diana León y Laisvie Andrea Ochoa.
Parte del libro Cuerpos Potentes.
Creemos en la importancia de construir espacios colectivos, en el poder de la transformación a través del tiempo.
Estamos seguras de la incertidumbre, pues nos encantan las sorpresas.
Nos maravillamos con cada clase, obra y encuentro.
Creemos en la honestidad, en las infinitas posibilidades de hacer las cosas y en la sentencia de que cada quien puede crear su propio modelo.
Cedemos ante el tiempo que cada experiencia necesita y confiamos del poder de la alquimia.
Creemos en el orden perfecto del caos y compartimos las responsabilidades.
Valoramos la riqueza de la escucha y del encuentro de la diversidad.
Dudamos de los poderes instalados, de las técnicas hegemónicas, de las bellezas simétricas, de la rentabilidad del tiempo, de la danza misma.
Cuestionamos para seguir abriendo espacios y tiempos soñados pues nos interesa el proceso y no sólo el resultado.
Escribimos para hacer posible esa cita contigo, para darle volumen a nuestra voz y potencia a lo sutil, a lo pequeño, a lo interno… que justo en este momento se expande por tus poros.
Poder de poderes desde lo que puedes.
Creemos en la magnificencia de acciones tan minúsculas como sentirnos en la distancia, observarnos con las manos, escucharnos con los ojos y ser juntas, un mismo cuerpo.
Somos idealistas, nos inspira el aleteo de una mariposa que genera efectos al otro lado del mundo…
Aquí estamos escribiendo estas palabras al tiempo que resuenan en ti como un aleteo.
¿Sigues aquí?
Da tu 100% y permite la sorpresa.
Seguramente habrás escuchado hablar del efecto mariposa, un concepto asociado a la teoría del caos. Pues bien, el término fue establecido por el meteorólogo estadounidense Edward Norton Lorenz en 1973 y tiene origen en el principio cuántico de que todo y todos estamos interrelacionados de manera involuntaria y general. Así, la teoría dice que en un conjunto de variables, la modificación en alguna de ellas, por sutil que sea, puede generar consecuencias y alteraciones magnificadas, transformando la totalidad del sistema.
A pesar de que esta propuesta surgió en el marco de estudios y análisis climáticos, invita a reflexiones en otras áreas del conocimiento. La imposibilidad de predecir y prever con exactitud el alcance último de cada acción, instaura consideraciones sobre el poder, el futuro y el caos, en los que las consecuencias son el eje central. Sin la pretensión de responder al fenómeno científico la experiencia de ConCuerpos nos revela que allí hay un lugar muy importante no sólo para la danza sino también para las prácticas de inclusión y la pedagogía en general. Que el movimiento de las alas de una mariposa puede generar repercusiones a gran escala en la fuerza del viento al otro lado del mundo, provocando un tsunami, nos lleva a preguntarnos por los efectos de nuestra práctica más allá del salón de clases o del escenario y especialmente cuando sabemos del aspecto político de nuestro quehacer encarnado.
En el campo de la pedagogía los aleteos son constantes y es importante tener en cuenta que cada acción que realices, con o sin intención, generará cambios significativos en el futuro posible. Es decir, todas las acciones enseñan; no sólo el contenido, los ejercicio o el curriculum son modos de transmisión de saberes, sino también la manera como te refieres a cada integrante, o invitas a usar el espacio, si mantienes un frente o prefieres el círculo, todo comunica. En este sentido la práctica de la danza inclusiva tiene su énfasis en el cómo y no el qué, pues en el fondo, no se trata de fórmulas mágicas, ni de un catálogo de ejercicios estrella, sino del tipo de espacio que propicias, del andamiaje que construyes y de la disposición de apertura con el que te dispones a la clase. “La inclusión “es” a fin de cuenta lo que hagamos de ella, lo que hagamos con ella” (Skiar, 2008, p.6)
Es por ello que no se trata únicamente de leyes y normativas, sino de acciones concretas con sujetos reales que construyen espacios específicos que sean accesibles, y que reconozcan y promuevan el trabajo desde y para la diversidad. De nada servirá tener leyes que promuevan la inclusión si la vivencia de las personas con discapacidad sigue siendo marginal y limitada como lo sigue siendo actualmente en la mayoría del mundo y en especial en Latinoamérica. Más allá de una reflexión académica, son las acciones efectivas las que generarán cambios en los escenarios; el cómo asumimos la diferencia, hará la diferencia. Por ello, a pesar de que la danza inclusiva es un campo pequeño dentro de la sociedad, la vivencia que ofrece tiene un gran valor en tanto que más allá de un discurso racional, es una vivencia incorporada real y contundente que incluso puede servir de inspiración para otros campos de interés. No sobra destacar el gran valor que tiene trabajar desde la acción y el movimiento puesto que “es el cuerpo [el] catalizador y sedimento de las estructuras de dominación de las que son objeto las personas con discapacidad. Considerar la corporalidad como punto de reflexión prioritario permitirá, cara al futuro, superar las limitaciones.” (Ferreira 2010 p. 45)
Todas hacemos parte de un caos perfecto, y cualquier cambio que hagas generará inevitablemente cambios a tu alrededor. Intenta cambiar la manera en que das la bienvenida al grupo, tal vez se abran clases accesibles en la Universidad. Ofrece una función gratuita en tu barrio, la próxima estrella de la danza puede estar sentada en el público. Pensamos en el futuro; una acción pedagógica o artística es una acción hacia el devenir y tiene impactos que no sólo se traducen en la experticia de la técnica de la danza sino en la esencia de la misma. Incluso, esta idea trasciende el campo artístico y nos ubica en un lugar de continua transformación existencial. Volver a la esencia para proyectarnos hacia el futuro significa cuestionar y evaluar constantemente nuestro quehacer y forma de ser y estar, poniendo en juego lo establecido.
Para ser bailarines, coreógrafos o maestras con efecto mariposa, es imprescindible abrir nuestra percepción e intuición, estudiar continuamente de dónde nacen nuestras preguntas y cuál es el motor de nuestra práctica artística y educativa. Así pues la danza inclusiva y su efecto mariposa tiene su poder en la flexibilidad de las metodologías propias.
Los diferentes efectos vendrán dependiendo de si se utilizan metodologías que contemplan al cuerpo y la persona como un todo que expresa, aprende y crea en relación a sí y al medio, o si se usan metodologías castradoras que igualan técnica de danza a doma del cuerpo. Y los efectos serán iguales, liberadores y expresivos o castrantes, para todas las personas, ya sean denominadas con o sin diversidad. (Brugarolas, 2015, p 400)
Creemos en la posibilidad de que personas libres y expresivas transformen y trasciendan los teatros y las salas de danza, que halla un efecto de empoderamiento en donde el movimiento sea la voz de quienes no han sido escuchados y así sus espirales lleguen a todos los escenarios y plazas. Sabemos que no somos capaces de dimensionar el alcance de los que hacemos y vivimos, pero confiamos en que no se trata de algo menor. Tenemos la certeza de que algo de lo que proponemos en una clase, en un proceso artístico-creativo o en una conversación como la que tenemos en éste momento tú y nosotras, representa la alteración de un complejo sistema de ideas, sentires, pensares, razonamientos, acciones y disposiciones que ineludiblemente serán transformadores.